lunes, 3 de noviembre de 2008

EL PATIO CORDOBÉS

Ahora que ha finalizado el concurso de patios en nuestra Ciudad, por cierto con un gran éxito de público, sobre todo, foráneo que ha venido atraído por la belleza de la que otros le hablaban y que tras su contemplación han reconocido que quien se los recomendó se quedó corto, me viene a la memoria algo que leí en un obra del insigne erudito, D. Antonio Jaén Morente, ilustre cordobés, catedrático, político y sobre todo, historiador. Venía a decir este autor que los patios de Córdoba son distintos a los del resto de Andalucía y, en concreto, hacía una comparación del patio cordobés con el patio sevillano.
Así, argumentaba que el patio sevillano es el patio romano, con mármoles, muebles, etc., en el que se vive, mientras que el patio cordobés era un lugar al sol, con sus macetas repletas de flores, su pequeña fuente, sus paredes encaladas, primorosamente cuidadas, y su suelo lleno de guijarros, donde uno se reencuentra con su alma.
Sé a ciencia cierta que las comparaciones son odiosas ni es mi intención entrar en polémica alguna, pero a lo anterior añadiría que ambos patios representan el carácter de dos pueblos, dos culturas, la romana y la árabe; y de los dos, me quedo con el segundo, ya que encaja perfectamente con nuestra forma de ser: abrimos nuestros patios al forastero y le ofrecemos nuestra hospitalidad y le decimos “disfrute ud. de lo nuestro”, algo sin parangón en el mundo entero.

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