jueves, 11 de diciembre de 2008

OBRAS SON AMORES

Si algo que anima a un pueblo es ver como se mejora su ciudad. En nuestra Córdoba, esas obras a pie de calle nunca faltan, ya sea un arreglo o la instalación de algún tinglado para tal o cual evento. Pues bien, hace rato que existen varias obras que se realizando en calles céntricas de Córdoba que, como decían los cordobeses de antaño, “van a tardar más en hacerlas que la obra del murallón”, refiriéndose, obviamente, al largo plazo de tiempo que duraron las obras del muro de la ribera del Río.
Tiempo ha que comenzó la remodelación de la calle María Cristina y hete aquí, que a mitad de obra y cual sorpresa, aparecieron restos arqueológicos, algo raro en esta urbe, después vino la lluvia, ahora llega la Navidad y como sigan así, llegará la primavera, con sus flores y jaramagos que cubrirán las losas de granito, como no, que invade todo el centro.
Pero la cosa no queda ahí. En la cercana calle Ambrosio de Morales, llevan un buen rato remodelando una casa, que hace que algunos días la corten para entrar si no es cemento, son materiales o lo que haga falta.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar la calle Huerto de San Pedro el Real, esquina a Maese Luis: viejo caserón de titularidad municipal de ingratos recuerdos para algunos –ahí tallaron a muchos cordobeses para ir a la mili- ya que en el mes de agosto de este año iniciaron las obras de remodelación, según dicen, para instalar en el mismo la Oficina del Casco Histórico. Pues bien, han desescombrado el inmueble, le quitaron el tejado, se lo han vuelto a colocar, ahora el camión del cemento, después la maquinaria, media calle cerrada por el acopio de materiales, etc., y yo me pregunto, ¿estarán realizando la pirámide de Gizeh? Porque mira que el edificio es pequeño, pero más coba le están dando. Espero que algún día cercano terminen todas esas obras y podamos celebrarlo. Albañiles tengas en tu casa.

¿AYUNTAMIENTO EN BANCARROTA?

Que existe crisis ya lo sabemos, pero lo de nuestro Ayuntamiento, supongo que es de auténtica bancarrota; no hay dinero para nada. Y ese nada está referido al estado de la ciudad. Si nos damos un garbeo por el centro, podemos comprobar lo que digo: la calle Concepción, Duque de Fernán Núñez, Duque de Hornachuelos, Claudio Marcelo, Conde de Torres Cabrera y alguna que otra calle y plaza más, como la ya reiterada Plaza de la Trinidad, están todas que dan pena y no me refiero a su limpieza que normalmente están limpias, algo loable; me refiero a su suelo, sus aceras, su mobiliario urbano, están que dan pena.
Pero es que si nos vamos a un barrio tan señero como el de San Lorenzo y aledaños, el asfalto brilla por su ausencia, con tremendos baches que alguien se dedica a tapar de vez en cuando y que se convierten en un infierno tanto para peatones como conductores. Como diría un castizo: “Hace tiempo que por esta calle no pasa la alcaldesa”, como seña de la dejadez y poca inversión en infraestructuras del equipo de gobierno actual.
Ante tal actitud me pregunto si es que de verdad no tenemos dinero o es que, como siempre ocurre, estamos posponiendo cada vez más tales inversiones para hacerlas coincidir con próximos eventos electorales. Tengamos en cuenta que va para dos años que salieron estos gobernantes y no vemos nada más que maquetas y dibujos, inauguramos obras de la anterior legislatura, pero lo que es ésta, ahí te quiero ver. Digo yo que ya es hora de ponernos a trabajar y dejarnos de pamplinas.

sábado, 6 de diciembre de 2008

RAZONES PARA DECIR NO A LA CIUDAD DE LA JUSTICIA

Desde esta tribuna me permito dar mi opinión al proyecto de Ciudad de la Justicia que la Junta de Andalucía tiene preparado para Córdoba. Conste que como proyecto no deja de tener su encanto, pero eso, no pasa de ser una maqueta, que aparte de costar mucho dinero, creo que los profesionales de la justicia no veremos terminado en bastantes años.
En primer lugar, no me agrada el lugar de emplazamiento preparado y cuyos terrenos están ya delimitados. El sitio habría sido bueno si en los alrededores no se hubiese ya construido viviendas que lo rodean y, a mi entender, lo asfixian; lo que unido a la falta de plazas de aparcamiento y dada su relativa lejanía del centro, haría necesario el uso del servicio público de taxis, autobuses o motocicletas para llegar, tanto para los profesionales como para los usuarios, dado el elevado número de éstos últimos que necesitan acudir a los Tribunales de Justicia, sea el orden jurisdiccional que sea.
El problema surge respecto al proyecto en el hecho de estar rodeado de edificios particulares que acogotan la futura Ciudad de la Justicia. La idea inicialmente era buena, sin embargo, no se ha tenido en cuenta el fenómeno de la población volante ni la residente. En mi modesta opinión, se tendría que haber previsto un espacio abierto, como se ha hecho en Madrid, Málaga o Valencia, por poner un ejemplo, donde es fácil el acceso de todos y para todos, sea cual sea el medio de transporte que se utilice para su acceso. Empero, aquí se ha hecho como cuando se produjo la permuta del viejo Estadio de El Arcángel con el centro comercial que hoy ocupa su lugar: ceñirnos a una parcela de terreno y realizar el proyecto con vistas a la potencial población que lo rodea, como futuros consumidores: eso no es una ciudad de la justicia, eso, permítaseme decirlo es una chapuza. Creo que la justicia no debe entenderse como un centro comercial y el acceso físico a sus tribunales debe ser idóneo, fácil, sin cortapisas ni obstáculos de tráfico.
Considero que la crítica siempre debe ser constructiva y ante la imposibilidad de conseguir una nueva sede para nuestros tribunales en Córdoba capital, me refiero a corto o breve plazo, propongo que dejemos, en primer término, la sede de los mismos donde está, es decir, en la Avda. de Conde de Vallellano. Y desde aquí lanzo a nuestros políticos un órdago: ¿se ha planteado alguno de los responsables en este tema, la posibilidad de construir, no lo llamemos tan pomposamente ciudad de la justicia, sino sólo nueva sede de Juzgados, justo donde actualmente estamos? Me explicaré.
Si nos fijamos detenidamente en la superficie que rodea a los actuales Juzgados y Audiencia Provincial, podemos comprobar la existencia, delante del edificio de los Juzgados de una zona verde, de gran extensión, ocupada los fines de semana por los "ciudadanos" del botellón y similares y, a su lado, delante del edificio de la Subdelegación del Gobierno existe una alberca, piscina o lago que, actualmente sólo sirve de vez en cuando para que aficionados a los barcos teledirigidos lo utilicen. Pues bien, si analizamos toda esa superficie, bastaría con levantar en cada una de ellas una torre de siete o nueve plantas, como la del edificio de Servicios Múltiples de Santo Tomás de Aquino (también denominado ministerios) y creo tendríamos solucionado a un corto o medio plazo la ubicación de los actuales Juzgados unipersonales de toda índole.
Sé que los ecologistas se me echarán al cuello por lo descabellado de mi propuesta, pero no cabe duda que ésta es más acertada que la maqueta presentada en su día, la cual, además de no poder llevarse a efecto de forma inmediata, entre otras razones, por la falta de presupuesto autonómico, presenta los problemas al principio indicados.
Sin embargo, la ampliación de los actuales Juzgados como he indicado estimo tiene muchas más ventajas que inconvenientes. Así, el coste de la construcción de los edificios se vería amortizado en pocos años, al dejar de pagar la enorme cantidad de alquileres que actualmente se abonan por los locales de los juzgados situados fuera de Vallellano. De otra suerte, no podemos olvidar que el actual emplazamiento es ideal: existen aparcamientos de todas clases, subterráneos y de superficie en sus alrededores, el lugar es céntrico, tiene al lado las demás administraciones públicas (Delegaciones de la Junta, Subdelegación del Gobierno, Comisaría de Policía, etc.), servicios de autobuses y taxi, cafeterías, restaurantes y todo lo que de verdad debe rodear a la justicia, una pequeña ciudad.
Desde aquí, como digo, lanzo esta idea que lo es a título personal, a fin de que por quien corresponda, se tome como una solución más que como una crítica y, además, creo que como negativa no valdría dar la excusa del dinero ya invertido en el estudio del proyecto o las catas arqueológicas realizadas. Todavía estamos a tiempo, devuélvanse los terrenos al Ayuntamiento a cambio de los circundantes a los actuales Juzgados, una simple permuta, cuyo coste siempre será inferior al megalómano proyecto que ya está viciado por pequeño, mala situación y problemas de futuro. Después ya no habrá marcha atrás y se habrá desperdiciado un dinero y un tiempo precioso.

viernes, 5 de diciembre de 2008

A VUELTAS CON EL REALEJO

El otro día pasé por El Realejo y pude así comprobar “in situ” el resultado de tan polémica obra. Decir que como toda obra nueva me causó una buena impresión, aunque como toda novedad pude apreciar varios detalles, como siempre que faltan del mobiliario urbano, pero eso es algo que tiene solución.
Pero mi temor no estriba tanto en la decoración del tramo reformado como las dudas que me asaltan sobre la solidez de la base de la vía por donde circulan los vehículos. No sé si por fin y en este caso los técnicos en la materia se habrán percatado o tenido en cuenta el tráfico que suele circular por ese tramo; y me estoy refiriendo a esos autobuses de línea, con su peso, tanto en vacío como cuando van al completo. En suma, mis dudas se ciñen a que si pasará como con otras calles de nuestra capital, que al poco de estar acabadas se deforman, se hunden, por el paso de vehículos de gran tonelaje: léase Plaza de las Tendillas o calle Concepción, sin ir más lejos.
Por último, hay un detalle que creo no ha sido tenido en cuenta: los contenedores de basura. Creo, con el debido respeto a los diseñadores de la reforma, que los mismos deberían haber sido enterrados, si no en la misma calle, en otra de las aledañas. Pero lo que no creo de recibo es que tras terminar de arreglar una calle, se dejen al aire libre los contenedores de basura; algo que tenía que haber sido previsto por los responsables competentes. Imagino que dentro de poco tiempo los vecinos de El Realejo volverán a sufrir las incomodidades de una nueva obra para hacer lo que -ya que estábamos en ello- se hubiera podido realizar sin mayor complicación.