domingo, 19 de septiembre de 2010

NUEVO ARBORICIDIO

En estos últimos días, nuestra prensa se ha hecho eco de la tala indiscriminada de unas decenas de árboles en el entorno del Cementerio de San Rafael, incluso con la correspondiente propuesta de sanción a los responsables de tal desaguisado.
Igualmente, han sido numerosas las cartas, entrevistas, reuniones con el primer edil sobre el futuro de los árboles y más en concreto sobre el Parque Cruz Conde.
Pero, paseando por nuestra Córdoba me pregunto quién defiende a los árboles pequeños, de corta vida algunos, que silenciosamente van desapareciendo de nuestro entorno. Para ello, veamos algunos ejemplos:
El primero de ellos es un naranjo cortado hace tiempo y no repuesto en el cruce de la calle Claudio Marcelo con María Cristina, al lado de una panadería; se ve todavía la base sesgada y nadie de los responsables parece que se ha percatado de ello, ni siquiera quien lo cortó.
Otro ejemplo descarado fue el de un árbol, no sé de qué especie, que se colocó tras su remodelación en la calle Duque de Hornachuelos, a la altura de un ensanche, frente a la Delegación de Apuestas, con dos bancos metálicos, haciendo un rincón entrañable, pero que a base de golpes, primero fue tronchado para después desaparecer.
Lo último que he podido comprobar ha sido en la calle Alfaros, casi llegando al Ayuntamiento: existían dos árboles con sus respectivos alcorques que han desaparecido y en su lugar han puesto baldosas.
Y digo yo que para qué habrán servido tantos proyectos de remodelaciones de calles, plazas y demás, si después de pasado un tiempo el cuidador mismo, junto con algunos desaprensivos, se encargan de arrasar con lo proyectado. Espero que los encargados de nuestros árboles y jardines repongan a la mayor prontitud los árboles suprimidos.

lunes, 26 de abril de 2010

BASTA YA DE ENFRENTAMIENTOS

Hasta hace sólo unos cuantos años, nadie hablaba de ganadores y perdedores, de “fachas” y de “rojos”, república y dictadura, guerracivilismo, etc. Yo creía que este tema estaba más que superado por una sociedad que desea vivir en paz, ver crecer a sus hijos y conseguir la tan ansiada prosperidad, tanto propia como ajena.
Pero hete aquí que como consecuencia de una mal llamada “memoria histórica” a iniciativa legal del actual Gobierno, de una serie de asociaciones empujadas por una serie de “historiadores” que según ellos pretenden descubrir la verdad, como si ese tema ya no hubiese sido visto hasta la saciedad. Todos esos están provocando en la “ciudadanía” un ánimo de enfrentamiento, de calentar ánimos, de unos contra otros, como antes nunca se había visto.
Me temo que las personas mayores que en su juventud vivieron una posguerra tan cruel como la nuestra, fuese cual fuese su bando, el ganador o el perdedor, se les pondrá el vello de punta, como por aquí decimos, al volver a escuchar una serie de improperios, venganzas absurdas y desenterrar todo lo que se pueda.
Y me pregunto que a estas alturas de la historia, ¿qué sacamos con todo esto?, ¿quién se beneficia de la polémica?, ¿qué está pasando?, ¿por qué se utiliza la figura de un representante de la justicia como excusa para lanzar a la gente a la calle, incluida la bandera republicana? Nostalgias trasnochadas, buscando incluso el enfrentamiento directo, físico y verbal, con un partido fascista del que sólo quedan cuatro gatos.
Qué pasa que no tenemos otros problemas de que preocuparnos: léase la fracasada economía llena de parches por quien no sabe sacar adelante un país, fracaso escolar, fracaso educativo, fracaso laboral y por ende un fracaso social, posturas además de fanáticos que pretenden atacar a las instituciones del Estado y cuyos representantes en muchos casos alientan y defienden tales ataques.
Dejémonos de “inventos” y luchemos por sacar adelante este fabuloso país, mal que le pese a algunos y dejemos de provocarnos y desenterrar hachas de guerra.

martes, 13 de abril de 2010

COSTUMBRES HOLGAZANAS

Releyendo la obra de "Paseos por Córdoba", de Ramírez de Arellano, ha llamado mi atención que entre la normativa foral aplicable a nuestra Ciudad, existía la denominada “Ley de las Holgazanas”; norma referida a las mujeres casadas y su participación en los bienes gananciales del matrimonio a la muerte del marido. Esta ley fue promulgada por los Reyes Católicos y derogada por la Novísima Recopilación en 1802 por el Rey Carlos IV.
Según parece, esta disposición fue dictada a instancias de la propia Reina Isabel La Católica, al comprobar durante una de sus estancias en la Ciudad, las numerosas mujeres que se encontraban durante más de dos o tres horas frente a palacio para poder así ver a la Reina. Según parece, la monarca preguntó si esas mujeres ayudaban a sus maridos a sostener las cargas de la familia, a lo que se le contestó negativamente. Ante tal respuesta, parece ser que la Reina manifestó que si no ayudaban a ganarlo, tampoco tenían derecho a disfrutarlo, esto es, a los bienes del matrimonio.
A resultas de ello, se estableció la referida norma a las mujeres cordobesas de la capital, privándoseles del derecho a los bienes gananciales a la muerte de sus maridos, obligando a muchas mujeres a contraer matrimonio fuera de Córdoba capital para eludir tal norma, ya que de lo contrario quedaban en una situación bastante precaria si fallecía antes el marido.
Menos mal que a instancia de un cordobés llamado José Fernández el Carnerero, otro monarca fue más sensato que la reina católica y derogó tan mala ley.

viernes, 26 de marzo de 2010

ANTONIO MACHADO NÚÑEZ

Muchos conocen a su famoso nieto, el poeta, pero si ha existido un personaje importante en nuestra historia andaluza ese fue su abuelo, Antonio Machado y Núñez, nacido en Cádiz el año 1812. Médico, biólogo, naturalista, introductor de la teoría darwinista en España y krausista, además de haber sido Venerable Maestro de la Logia “Fraternidad Ibérica” Nº 29, de Sevilla, llegó a ser tras “La Gloriosa”, alcalde y gobernador civil de referida capital. Escribió bastantes obras sobre la naturaleza. Pero, si ha de destacarse alguna, me quedo con su Cathalogus Methodicus Mammalium, publicado en la Revista Mensual de Filosofia, Literatura y Ciencia de Sevilla, 1869, T. I: 65. Se trata esta obra de una clasificación de los mamíferos andaluces y que constituye un acercamiento a la realidad sociológica andaluza, describe al hombre y mujeres andaluces y así nos dice que “El andaluz, de cuerpo mediano, estatura de 1m. 56 mm., hasta 1m 65 mm, temperamento sanguíneo bilioso, habita en las provincias comprendidas en los antiguos reinos de Granada, Jaén, Córdoba y Sevilla. Su cutis es poco encarnado, moreno, ligeramente pálido; los cabellos largos, finos y sedosos son, por lo general, castaños o negros; la cabeza es mediana; el cuello grueso; la cara oval; la barba poblada; los ojos son rasgados y grandes, negros o pardos; las cejas arqueadas; las pestañas largas y sedosas; la nariz recta, algo gruesa en la base y deprimida en la raíz, es muchas veces aguileña, la boca regular, con labios delgados, o abultados ligeramente; las orejas levantadas, medianas; la barba es poco saliente; los pies y las manos son pequeños” y, respecto a las mujeres las describe así: “Las mujeres son seductoras, hay en ellas una mezcla de languidez, de gracia y atractivo inexplicable; sus ojos son insinuantes, apasionados, ardientes y vivos: unas veces pardos, que traslucen el alma, otras veces negros aterciopelados, forman un delicioso contraste con el color nacarado de la esclerótica, que tiene el aspecto de las perlas.”.