lunes, 3 de noviembre de 2008

EL NOMBRE DE NUESTRAS CALLES

El otro día leí en este mismo periódico que nuestro Ayuntamiento había aprobado por unanimidad dedicar una calle al recientemente fallecido Leonardo Rodríguez, cronista de peñas y antiguo concejal de esta corporación. Me parece una idea magnífica.

En este sentido, me pregunto cuándo se aprobará dedicar calles a auténticos próceres que lo han sido de nuestra ciudad, fuese cual fuese la época que les tocó, que lucharon por esta Córdoba conformista, como por ejemplo a ese gran alcalde que fue Antonio Cruz Conde, el obispo Pérez Muñoz (al que se le mudó el nombre por Ollerías, más bonito, dónde va a parar), al mismo Julio Anguita, antes que a Dolores Ibarruri, “La Pasionaria”, Miguel Castillejo, Rafael Sarazá, Decano Francisco Rojas, escultor Enrique Moreno, y demás profesionales de cualquier gremio que han llevado siempre a Córdoba en su corazón.

Creo que el problema radica en la política, mejor dicho en el momento político: ahora toca borrar cualquier nombre relacionado o perteneciente a la época franquista por muy bien que lo haya hecho y es preferible asignar nombres de famosos o de absurdos (véase en el vial norte la calle de Paco Rabal, De la Radio, etc.) antes que reconocer mérito alguno a quien de verdad se lo merece. Vaya por delante que no pertenezco a partido alguno, sólo me gusta reconocer lo que está bien, venga de quien venga.

Se han llegado a quitar nombres de calles por su origen franquista. Claro que algunos concejales de los que tenemos obsesionados no conocen la historia reciente de Córdoba y por poner un ejemplo, en el barrio de Cañero viejo hay una calle dedicada nada menos que al primer jefe de Falange Española de nuestra ciudad y se les “ha pasado” suprimirla. Dejémonos de rencores de una vez por todas y hagamos lo que decía Platón que era “justicia”, esto es, dar a cada uno lo suyo.

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