viernes, 5 de diciembre de 2008

A VUELTAS CON EL REALEJO

El otro día pasé por El Realejo y pude así comprobar “in situ” el resultado de tan polémica obra. Decir que como toda obra nueva me causó una buena impresión, aunque como toda novedad pude apreciar varios detalles, como siempre que faltan del mobiliario urbano, pero eso es algo que tiene solución.
Pero mi temor no estriba tanto en la decoración del tramo reformado como las dudas que me asaltan sobre la solidez de la base de la vía por donde circulan los vehículos. No sé si por fin y en este caso los técnicos en la materia se habrán percatado o tenido en cuenta el tráfico que suele circular por ese tramo; y me estoy refiriendo a esos autobuses de línea, con su peso, tanto en vacío como cuando van al completo. En suma, mis dudas se ciñen a que si pasará como con otras calles de nuestra capital, que al poco de estar acabadas se deforman, se hunden, por el paso de vehículos de gran tonelaje: léase Plaza de las Tendillas o calle Concepción, sin ir más lejos.
Por último, hay un detalle que creo no ha sido tenido en cuenta: los contenedores de basura. Creo, con el debido respeto a los diseñadores de la reforma, que los mismos deberían haber sido enterrados, si no en la misma calle, en otra de las aledañas. Pero lo que no creo de recibo es que tras terminar de arreglar una calle, se dejen al aire libre los contenedores de basura; algo que tenía que haber sido previsto por los responsables competentes. Imagino que dentro de poco tiempo los vecinos de El Realejo volverán a sufrir las incomodidades de una nueva obra para hacer lo que -ya que estábamos en ello- se hubiera podido realizar sin mayor complicación.

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