lunes, 26 de abril de 2010

BASTA YA DE ENFRENTAMIENTOS

Hasta hace sólo unos cuantos años, nadie hablaba de ganadores y perdedores, de “fachas” y de “rojos”, república y dictadura, guerracivilismo, etc. Yo creía que este tema estaba más que superado por una sociedad que desea vivir en paz, ver crecer a sus hijos y conseguir la tan ansiada prosperidad, tanto propia como ajena.
Pero hete aquí que como consecuencia de una mal llamada “memoria histórica” a iniciativa legal del actual Gobierno, de una serie de asociaciones empujadas por una serie de “historiadores” que según ellos pretenden descubrir la verdad, como si ese tema ya no hubiese sido visto hasta la saciedad. Todos esos están provocando en la “ciudadanía” un ánimo de enfrentamiento, de calentar ánimos, de unos contra otros, como antes nunca se había visto.
Me temo que las personas mayores que en su juventud vivieron una posguerra tan cruel como la nuestra, fuese cual fuese su bando, el ganador o el perdedor, se les pondrá el vello de punta, como por aquí decimos, al volver a escuchar una serie de improperios, venganzas absurdas y desenterrar todo lo que se pueda.
Y me pregunto que a estas alturas de la historia, ¿qué sacamos con todo esto?, ¿quién se beneficia de la polémica?, ¿qué está pasando?, ¿por qué se utiliza la figura de un representante de la justicia como excusa para lanzar a la gente a la calle, incluida la bandera republicana? Nostalgias trasnochadas, buscando incluso el enfrentamiento directo, físico y verbal, con un partido fascista del que sólo quedan cuatro gatos.
Qué pasa que no tenemos otros problemas de que preocuparnos: léase la fracasada economía llena de parches por quien no sabe sacar adelante un país, fracaso escolar, fracaso educativo, fracaso laboral y por ende un fracaso social, posturas además de fanáticos que pretenden atacar a las instituciones del Estado y cuyos representantes en muchos casos alientan y defienden tales ataques.
Dejémonos de “inventos” y luchemos por sacar adelante este fabuloso país, mal que le pese a algunos y dejemos de provocarnos y desenterrar hachas de guerra.

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